En la Residencia de Mayores Cristo de la Salud, trabajamos cada día con un compromiso firme: ofrecer una atención integral, personalizada y de calidad a nuestros mayores, combinando la profesionalidad y la experiencia de nuestro equipo con el trato humano, cercano y familiar que nos distingue.
Sabemos que no existe una fórmula mágica para cuidar a las personas. Lo que sí tenemos es un equipo vocacional, implicado y en continua formación, que pone el alma en lo que hace. Cada pequeño gesto cuenta, y por eso el trabajo diario, las ganas de seguir mejorando y, sobre todo, el cariño que ponemos en cada detalle, son la base de nuestro día a día.
Contamos con 49 plazas, tanto privadas como concertadas, en un entorno diseñado para ofrecer seguridad, comodidad y calidad de vida. Prestamos especial atención al bienestar integral de nuestros residentes, velando por su salud física, emocional y social. Disponemos de servicio de enfermería los 365 días del año, con un seguimiento continuo que garantiza la atención sanitaria adecuada en todo momento.
Nuestra cocina propia elabora comida casera a diario, cumpliendo con los más exigentes controles de higiene y seguridad alimentaria, y adaptando los menús a las necesidades nutricionales de cada persona. Porque sabemos que una buena alimentación es también una forma de cuidado y afecto.
Fomentamos un ambiente cálido, activo y enriquecedor, donde cada residente se sienta acompañado, respetado y valorado. Nuestro programa de actividades está pensado para estimular la autonomía personal, la movilidad, la memoria, y, por supuesto, para favorecer el disfrute y las relaciones sociales.
En Cristo de la Salud no solo ofrecemos cuidados: creamos hogar. Un lugar donde los mayores se sienten escuchados, protegidos y, sobre todo, queridos.